domingo, 18 de noviembre de 2012

Microrrelatos


Desproporción

Vació el bidón de arsénico en la planta potabilizadora que abastecía a toda la ciudad. Sabía que su mujer siempre bebía agua del grifo.

Jubilación

Un pájaro ha quedado atrapado en la habitación. Revolotea enloquecido, chocando con las paredes. En un vano intento de huir de estrella una y otra vez contra el cristal de la ventana. Me siento a contemplar el espectáculo, tengo todo el día por delante.

Ladrones de arte

Robaron todos los lienzos les Museo de Arte Conceptual y dejaron solo los marcos, pero hasta pasados unos días nadie se dio cuenta.

Anciano

Cuando empezaste a deletrear las primeras líneas, creías que iba a ser una gran novela, pero ahora que te queda poco para concluir has caído en la cuenta de que tu vida ha sido un microrelato.

Casa mortuoria

Al fondo, en la trastienda, los ataúdes esperan con las fauces abiertas a que el empresario de pompas fúnebres les suministre su ración de carroña.

Singladura

A lo lardo de ese día, el viajero recorre a pie las desoladas llanuras de la tundra, navega en una goleta sorteando gigantescos témpanos de hielo, bucea a pulmón entre silentes bosques de coral y madrégora, se enfrenta a una horda de caníbales, asciende a la cumbre donde un ídolo de oro le dirá el porvenir, enamora a la hija de un rey, mata a un oso con el mero auxilio de una dama. Es tan solo al término de esa larga jornada mientras cae la noche, cuando el viajero escucha como alguien le indica en tono apremiante que ya es hora de cerrar y que debe abandonar inmediatamente la biblioteca.

El autor  de estas pequeñas historias es Manuel Moyano.

    Este último microrrelato podría ser un buen anuncio para las bibliotecas públicas: una voz en off narra la historia, mientras en las imágenes que se muestran se parodia a Indiana Jones.
    Seria una especie de tráiler de película de aventuras, hasta que llega el final del spot y se descubre la realidad.
    Esto podía llevarse a cabo alejando la imagen por ejemplo en un árbol, y que finalmente el árbol estuviera dibujado en el libro, o también que su enemigo le agarra el brazo, pero en realidad se tratara del bibliotecario.

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